ESTAFA MULTINACIONAL DIGITAL DESDE RUMANIA UTILIZANDO PHISHING

 

tografia d’e archivo de la ciudad rumanesa de Râmnicu Vâlcea (Hackerville) / L. KENZEL/WIKIMEDIA COMMONS

Quién ha buscado piso de alquiler en Barcelona en portales de anuncios clasificados se ha encontrado más de una vez ofertas demasiado buenas y baratas para ser verdad. Todas tenían algo en común: pedían un pago o una reserva de dinero antes de enseñar el piso, pero no lo mostraban nunca porque eran una estafa. Es tan sólo una de las muchas técnicas que utilizaba la multinacional de la estafa digital que han desmantelado los Mossos y las policías española y rumana, según ha comunicado hoy. Han detenido 33 presuntos miembros de una organización criminal que actuaba en toda Europa y que, sólo en España, se habría apropiado de más de ocho millones de euros de ciudadanos y administraciones públicas.

Con células repartidas en varios continentes, los estafadores apuntaban indiscriminadamente a particulares, hospitales, ayuntamientos y consorcios públicos, y utilizaban técnicas de ingeniería social, métodos usados ​​por ‘hackers’ y cibercriminales para aprovecharse de la confianza de las víctimas. Enviaban correos electrónicos de ‘phishing’ Actuar como si fueran bancos reales pidiendo la contraseña a quienes los recibían- o abrían falsas tiendas online para vender objetos que nunca enviaban. También se dedicaban a estudiar a fondo administraciones públicas y cuando veían que alguno de los proveedores tenía una factura pendiente de cobrar, se hacían pasar por estas empresas, llamaban o enviaban un correo electrónico para decir que habían cambiado el número de cuenta donde debía pagar la factura y falsificaban los documentos para cobrar ellos la factura.

Se dedicaban al ‘phishing’, a las estafas inmobiliarias y de venta en línea, y a engañar administraciones

Toda la trama se dirigía desde Râmnicu Vâlcea, una ciudad rumana conocida popularmente como ‘Hackerville’ porque es uno de los principales centros internacionales del cibercrimen. La trama se empezó a investigar en 2016, cuando un banco denunció un intento de fraude. Los Mossos se dieron cuenta que podían estar delante de una gran organización internacional cuando hicieron las primeras detenciones y vieron que los implicados eran de esta ciudad, explicó hoy el jefe de la división de investigación criminal, Antoni Rodríguez. La operación internacional lo han acabado coordinando Europol y Eurojust.

Se han detenido a 33 personas en España y en Rumanía, 19 entre el 23 y el 25 de abril -durante la etapa final de la operación- y el resto en las primeras fases de la investigación. El grupo criminal estaba formado por pequeñas células, de modo que si desmantelaban una de ellas, las otras podían continuar funcionando. En España las dirigía un hombre que vivía en Valencia y en su casa se ha encontrado un taller de falsificación de documentos. La utilizaban, entre otras cosas, para hacer documentos de identidad falsos para abrir cuentas corrientes desde donde operar. La investigación ha detectado que habrían usado un centenar de identidades falsas y la Audiencia Nacional ha ordenado que se bloqueen más de 700 cuentas bancarias.

Los Mossos y la Policía Nacional han arrestado 14 personas en todo el Estado

El grupo de cibercriminales había perfeccionado su estructura con el tiempo. Además del taller de falsificación, contaba con un departamento informático que se encargaba de suplantar las páginas web de los proveedores de servicios públicos, publicar anuncios y crear cuentas de correo electrónico. Otra parte del grupo se encargaba de la logística -Billete de avión, tren y transporte público-, y la última era la responsable de blanquear el dinero obtenido con el fraude.

Además de las administraciones públicas, el grupo se dedicó a estafar ciudadanos. En este caso actuaban por internet y se especializaron en estafas en alquileres: localizaban anuncios de pisos en plataformas especializadas, copiaban las fotos y volvían a publicarlos con otras referencias. Cuando los interesados ​​contactaban, les daban un número de cuenta y les pedían una fianza y un mes de alquiler por adelantado. Cuando recibían el dinero cortaban el contacto.

Según los Mossos, el hecho de que el grupo estafara por internet, ha expandido el número de víctimas por diferentes países y ha dificultado, a su vez, la recepción de las denuncias y la localización de los responsables del fraude. El jefe del grupo, desde Valencia, se dedicaba a controlar las células repartidas por todo el Estado, vigilar el botín obtenido y garantizar el reparto.

 

 

Ver información original al respecto en Fuente (CAT)

 

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