El FBI se infiltró en Anonymous en alucinante ciberguerra

La reciente condena a Jeremy Hammond, puso al tapete una rocambolesca historia de topos y delatores

La semana pasada  Jeremy Hammond fue  declarado culpable y condenado a diez años de prisión efectiva por el ‘hackeo’ de los servidores de la empresa privada de inteligencia Stratfor y por las fuga de su información a WikiLeaks.

toria salió a flote.

En el pasado mes de mayo, el joven anarquista y ‘hacktivista’ de Chicago reivindicó su responsabilidad en la entrada a los sistemas informáticos de la empresa Strategic Forecasting o Stratfor, un caso considerado como una de las acciones más exitosas jamás realizadas por el grupo Anonymous.

Ante el asombro de los expertos en seguridad, confesó con lujo de detalles que,  entre 2011 y 2012 formó parte del grupo Anonymous y que la mencionada compañía de espionaje económico, a la que apodaron  ‘la CIA en la sombra’,  fue blanco de un devastador ataque informático  que dirigió personalmente.

Los correos electrónicos ‘hackeados’ y que fueron publicados por WikiLeaks sugirieron que Stratfor fue contratada por empresas privadas y agencias gubernamentales con el fin de vigilar a activistas políticos, incluyendo a miembros de Occupy Wall Street y de la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (People for the Ethical Treatment of Animals, PETA).

De acuerdo a esa versión, los correos electrónicos revelaron que numerosos funcionarios paquistaníes conocían el paradero del terrorista ‘número uno’, Osama bin Laden, antes de la redada de soldados de EE.UU. en Abbottabad que acabó con el cabecilla de Al Qaeda.

Hammond participó, junto con Anonymous, en ciberataques contra objetivos diversos como Visa y Mastercad, el Senado de EE.UU., la cadena estadounidense Fox, empresas como Sony, Nintendo, Bethesda, PBS, y diversos Gobiernos extranjeros, entre otros.
Cinco millones de mails
Los cinco millones de mails que Jeremy Hammond filtró a WikiLeaks pusieron al descubierto el programa de espionaje  de una empresa contratada por el gobierno federal y cercana a grandes grupos industriales.

La otra cara de la medalla es que ahora muchos consideran que esos documentos clasificados  merecía  ser del conocimiento de los ciudadanos, en Estados Unidos y fuera del país y que, en todo caso podría tratarse de un nuevo revés grave para la libertad de información”.

En 2011 Jeremy Hammond logró entrar en los sistemas informáticos (servidores internos) de Stratfor y tener acceso a unos cinco millones de correos electrónicos, que más tarde fueron publicados por WikiLeaks en colaboración con 25 medios de comunicación y plataformas de información.

Hammond también fue condenado por hackear información de las tarjetas de crédito (números y códigos de autentificación) de 60.000 clientes de Stratfor, la cual usó para hacer cuantiosas donaciones a ONG (transfirió unos 700.000 dólares).
El topo del FBI
El paradero  de Hammond era casi imposible de detectar , pero un topo del FBI se infiltrara en su grupo de activistas, LulzSec, parte de Anonymous y fue detenido el 5 de marzo de 2012 después de que un topo del FBI se infiltrara en su grupo de activistas, LulzSec, parte de Anonymous.

Agentes del FBI lo capturaron en el barrio de Bridgeport de Chicago y la acusaciónpor acciones relacionadas con la filtración de correos de Stratfor dada a conocer al día siguiente en el tribunal federal de distrito de Lower Manhattan.

Lo que ignoraba la cúpula de Anonymous  era que uno de sus principales miembros, Héctor Xavier Monsegur, alias Sabu, había sido detenido el 7 de junio de 2011 por el FBI en su vivienda en Nueva York.

El hacker que se preciaba de ser el más experto,  había cometido  un error infantil  al no ocultar su IP (etiqueta numérica identificativa de un ordenador) en una de sus conexiones a un chat.

Programador desempleado de 28 años y padre soltero de dos niños, se declaró culpable de tres cargos de conspiración en piratería informática, por que debido a la suma de las penas  se enfrentaba a una pena máxima de 124 años y seis meses de prisión.

Accedió a colaborar con el FBI, aunque se encuentra aún pendiente de sentencia.

Monsegur  participó, junto con Anonymous, en ciberataques contra objetivos diversos como Visa y Mastercad, el Senado de EE.UU., la cadena estadounidense Fox, empresas como Sony, Nintendo, Bethesda, PBS, y diversos Gobiernos extranjeros, entre otros.

Las revelaciones de Hammond
Desde su prisión, Hammond hizo llegar a través de sus colaboradores un comunicado a su sitio web señalando que “es un hecho ampliamente conocido que se utilizó a Sabu para levantar cargos contra varios de sus cómplices, incluyéndome a mí”.

Aseguró que, “ lo que muchos no saben, es que Sabu fue utilizado a su vez para facilitar los trabajos “ilegales” de su ciberguerra, como el ‘hackeo’ de objetivos elegidos por el Gobierno de EE.UU., entre ellos, numerosos sitios web de Gobiernos extranjeros.
“Las preguntas que deben plantearse hoy van mucho más allá de cuál sería la condena apropiada para Sabu: ¿Por qué quiso EE.UU. infiltrarse, a través de nosotros, en las redes privadas de Gobiernos extranjeros? ¿Qué hacen con la información que robamos? ¿Habrá alguien en nuestro Gobierno que rinda cuentas por estos crímenes? “, señaló.
En una declaración anterior publicada en febrero,  escribió que el Gobierno de EE.UU. y numerosas empresas privadas contratadas por el Gobierno federal reclutan abiertamente a ‘hackers’ para desarrollar “capacidades defensivas y ofensivas y construir redes digitales de vigilancia orwelliana”.

El objetivo de estas redes, según denunció Hammond, no era mejorar la seguridad nacional, sino “avanzar en el imperialismo estadounidense”, por lo que el activista hacía un llamamiento a boicotear y enfrentarse a dicha actividad “a cada paso del camino”.

Lo cierto es que la caída de Hammond y el cambio de camiseta de Sabú, ha provocado un verdadero terremoto entre los hackers que, según aseguran, han logrado poner en marcha un “control de daños” para salir a flote, lo que el FBI considera manotazos de ahogado. ¿Quién tiene la razón? . Una pregunta sin respuesta en el ciberespacio.

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