“Lo que compartes en la Red, se queda en la Red”

Madrid, 27 de enero de 2012 – Recientemente conocíamos la noticia de que un fallo en un modelo de cámaras de vigilancia tanto de empresa como de hogares de la empresa TRENDnet permitía la conexión remota a estos dispositivos sin solicitar contraseña alguna. También esta misma semana Google ha anunciado su nueva Política de Privacidad mediante la cual, cada vez que utilizamos cualquiera de sus servicios, aceptamos que el gigante de Internet almacene la información de todo lo que hacemos online. Información que redunda en unos beneficios para anunciantes y agencias de marketing de hasta 5.000 euros anuales* por u! suario. Y es que está claro que hay muchas empresas, anunciantes y ciberdelincuentes deseando hacerse con datos valiosos de nuestra vida privada.

“Lo que compartes en la Red, se queda en la Red”, asegura Josep Albors, director de laboratorio de Ontinet.com, distribuidor en exclusiva para España de ESET, compañía líder en soluciones de seguridad. “Es curioso: los usuarios tienen una falsa sensación de seguridad y de privacidad cuando utilizan Internet, como si la barrera del ordenador que separa el mundo virtual del real fuera un escudo protector capaz de delimitar perfectamente ambas actividades. Y no es así, y ahora menos que nunca”, añade.

Así, al igual que el entorno familiar y escolar nos educa desde pequeños en normas de comportamiento en la vida real, lo mismo debería suceder en el entorno virtual. Ontinet.com se suma a la celebración del Día de la Privacidad insistiendo en unos consejos básicos que conviene recordar para preservar tanto nuestra identidad digital como la integridad de nuestros datos y hasta nuestra seguridad física.

El triángulo de la privacidad

Aunque nos confiemos detrás de un avatar o de un nick, es importante recordar y tener en cuenta que la privacidad se sustenta en tres pilares: en la protección de nuestra identidad digital, de nuestros datos privados y en la cesión consciente y responsable de nuestros datos durante el uso de herramientas o servicios.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que al igual que tenemos una imagen personal en la vida real que cuidamos y mimamos, deberíamos hacer lo mismo con nuestra identidad digital. Algunos consejos:

Recuerda que todo lo que compartes a través de la Red, se queda para siempre en Internet.
Las normas de comportamiento básicas y los buenos modales, así como el compartir contenidos apropiados (sobre todo tratándose de material fotográfico), deben imperar en tu día a día en la Red.
Las Redes Sociales, los foros y sitios similares son como un patio de vecinos: si no quieres que algo se sepa, no lo cuentes ni lo compartas. El poder de viralización de estas plataformas hace que los contenidos se den a conocer a una velocidad de vértigo.
Piensa en tu futuro: quizá ahora resulte divertido, pero ¿qué sucede si alguien busca tu nombre en la Red? ¿Qué contenido va a encontrar sobre ti? Haz la prueba y practica el egosurfing: busca tu nombre en Google y examina los resultados.
Protege tu identidad digital: los cibercriminales comercian con nuestros datos personales. Y de vez en cuanto pueden robarnos la identidad y actuar como si fuera el usuario original. Muchos usuarios se preguntan habitualmente para qué, dado que no siendo un famoso o un político no tiene sentido hackear la cuenta de un usuario normal. La realidad es que cualquiera puede ser víctima de un robo de identidad, y cualquier usuario malicioso puede utilizar sus cuentas para distribuir amenazas, conseguir víctimas para algún fraude o engaño, etc.
Cuidado si utilizas dispositivos móviles, como smartphones o tabletas, para operar online: robar o perder el teléfono es algo que le preocupa al 44% de los encuestados en el Estudio sobre Seguridad en móviles. Establecer correctas medidas de seguridad de acceso a los dispositivos así como la instalación de soluciones que nos permitan localizar, bloquear y borrar el contenido son buenas prácticas más que recomendables. Mejor prevenir que curar.

Respecto a los datos privados que compartimos en la red, “existe muchísima información personal y privada que podemos encontrar en la Red de los usuarios. Curiosamente, pensamos que al existir una barrera física entre el ordenador y nosotros, estamos protegidos. Así, no sólo se publican direcciones físicas e información de una amplia variedad de actividades, sino otro tipo de datos -como itinerarios de viajes, por ejemplo- que pudiera dar pistas muy valiosas a un usuario malintencionado para utilizarlos en nuestra contra“, continúa Josep Albors.

Los amigos de mis amigos son mis amigos

Recuerda que los llamados “amigos“ en las redes sociales pueden no serlo, de hecho a muchos no los conocemos. Y aun cuando se trata de conocidos, pueden haberles suplantado la identidad. “Nadie cuelga un cartel en la puerta de su casa cuando se va de vacaciones anunciando el viaje, pues exactamente igual deberíamos hacer en las redes, por poner solo un ejemplo“, añade Albors. “Lo mismo sucede con rupturas sentimentales, que convierte a las personas lastimadas en un blanco perfecto para cualquier usuario malintencionado que pudiera querer aprovecharse del bajón anímico“.

Políticas de Privacidad: lo que nadie se lee

Por último, también conviene recordar y ser conscientes de que nuestra información, que supuestamente podemos tener salvaguardada en nuestro perfil de nuestra red social favorita, realmente está a disposición de la plataforma en sí y de muchas otras aplicaciones y servicios que utilizamos continuamente. Así, algunas redes sociales guardan para siempre copias de las imágenes que compartimos pudiendo ser utilizadas para campañas de publicidad. O gigantes como Google guardan todos los datos de nuestra actividad online, así como Facebook también lo hace gracias a su OpenGraph, registrando cada vez que hacemos un “Me gusta“ en cualquier sitio. Por no mencionar la gran cantidad de información a la que acceden las diversas aplicaciones que utilizamos tanto en redes sociales como en dispositivos móviles.

El almacenamiento y utilización de esta información, así como su tratamiento posterior, suele venir reflejado en las Políticas de Privacidad, que prácticamente ningún usuario lee. Por lo tanto, aceptamos por defecto el acceso a nuestros datos personales y de actividad sin ser conscientes de ello. Un uso responsable de la Red pasa por conocer estas condiciones de servicio con el fin de saber qué tipo de información estamos cediendo y, sobre todo, qué uso van a hacer de ella.

El sentido común es, a veces, el menos común de los sentidos

“Es muy necesario aplicar el sentido común, que muchas veces es el menos común de los sentidos. En la Red nos exponemos abiertamente, mientras que en nuestra vida privada nos cuidamos mucho de qué contamos a nuestros círculos de allegados. Desde las compañías de seguridad ayudamos a proteger la integridad de los usuarios frente a muchas amenazas, pero no podemos protegerles de la falta de sentido común”, finaliza Albors.

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