El fundador de WikiLeaks libra su último asalto en el Tribunal Supremo británico
to de un combate judicial de casi 14 meses en el Reino Unido contra su extradición a Suecia como sospechoso de cuatro delitos de agresión sexual.
Ante la atenta mirada del australiano de 40 años, que vestía un sobrio traje de color gris y no dijo una palabra durante la vista, su abogada Dinah Rose, fijó de entrada los términos del debate ante los siete jueces que deben pronunciarse sobre este recurso.
“Esta apelación gira en torno a una única cuestión de derecho que puede plantearse muy fácilmente. Se trata de saber si un fiscal tiene autoridad judicial a efectos de extradición”, declaró Rose.
La abogada alegó el hecho de que la orden de detención europea en virtud de la cual su cliente fue detenido a finales de 2010 emanara de un fiscal sueco –y no de un juez– no ofrecía ninguna garantía de “independencia e imparcialidad” y suponía “una interferencia con la libertad individual”.
La fiscal que actúa en representación de las autoridades suecas, Clare Montgomery, respondió que en el sistema europeo de extradición por la vía rápida mediante las llamadas euroordenes, el término “autoridad judicial” tenía una definición mucho más amplia y no se limitaba sólo a los jueces.
Decenas de partidarios de Assange, que sigue siendo popular como demuestra su próxima aparición en la serie “Los Simpson”, se congregaron en la corte en esta gélida pero soleada jornada invernal para expresarle su respaldo al grito de “hay que liberarlo”.
La vista continuará el jueves, pero no se espera que los jueces –seis hombres y una mujer– emitan su fallo hasta dentro de algunas semanas.
Si la Corte Suprema desestima el recurso, el ex hacker deberá jugarse inmediatamente la última carta en la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH) de Estrasburgo (Francia), que tendrá 14 días para aceptar o rechazar su caso.
“Si la CEDH acepta el caso, las condiciones bajo las cuales fue liberado seguirán vigentes y continuará en el Reino Unido hasta que concluyan los procedimientos”, estimó la fiscalía británica en un comentario publicado en su página de internet.
Assange vive prácticamente recluido en la mansión de un amigo situada a unos 200 kilómetros de Londres desde que fue liberado de la cárcel bajo fianza y con estrictas condiciones el 16 de diciembre de 2010 en espera de una resolución de su caso.
Nueve días antes, el 7 de diciembre, había sido detenido en virtud de la euroorden emitida por el fiscal en nombre de las autoridades suecas para interrogarlo por cuatro presuntos delitos de agresión sexual, incluida una violación, por los que hasta el día de hoy no ha sido acusado formalmente.
Aunque admite haber mantenido relaciones consentidas con las dos mujeres denunciantes durante una estancia en Estocolmo en agosto del mismo año, Assange siempre ha negado haber cometido los delitos citados.
Sostiene que el caso está políticamente motivado tras la difusión en su página WikiLeaks de decenas de miles de documentos secretos sobre las guerras de Irak y de Afganistán y de cables confidenciales de la diplomacia de Estados Unidos, país que ha buscado hasta hora sin éxito la manera de acusarlos y al que el australiano teme ser extraditado en última instancia.
La justicia británica validó el 24 de febrero la solicitud de extradición de Suecia, decisión que fue confirmada en noviembre por un Tribunal Superior, que sin embargo le autorizó a apelar ante la Corte Suprema.
La máxima instancia judicial británica admitió el recurso en diciembre, al estimar que el caso planteaba una cuestión jurídica de “interés general”.
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